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En otras publicaciones hemos enfatizado en el tema de los testamentos, sus particularidades y los diferentes tipos que existen; así como del fideicomiso testamentario y sus principales características; sin embargo, vamos a abarcar las principales diferencias entre el testamento y el fideicomiso testamentario.
En cualquiera de los casos, es de suma importancia tener un plan de sucesión, es decir, dejar establecido qué será del patrimonio una vez que fallezca. Es entendible que sea un tema que muchos prefieren evitar; sin embargo, las personas han percibido que es un paso que ayudará a dar paz y claridad a los seres queridos en un momento sumamente difícil, por lo que cada vez se vuelve más común la realización de uno o el otro.
El testamento es la forma en la que una persona desea que sus bienes sean heredados, una vez que ésta fallezca; el mismo se realiza en escritura ante un Notario Público; y el testador puede heredar a familiares, amigos o conocidos, y hasta a Instituciones (generalmente fundaciones) si así lo desea.
Mientras que el fideicomiso testamentario se da cuando una persona traslada bienes o derechos, en vida, a favor de un tercero que se denomina fiduciario, quien se obliga a administrarlos y ejercer los derechos en beneficio de quien se designa como beneficiario en el contrato de fideicomiso. La persona designada como fiduciaria deberá cumplir con las instrucciones y plazos interpuestos por el fideicomitente.
La principal diferencia entre una figura y otra radica en que, el testamento es un instrumento legal que entra en vigor únicamente cuando el testador fallece, mientras que un fideicomiso testamentario surte efectos desde el momento en que se crea. Esto es debido a que el testamento está diseñado para determinar qué será de los bienes del causante al fallecer, y para ello se nombra a una persona (albacea) que será la encargada de ejecutar sus últimos deseos.
Por otro lado, el fideicomiso testamentario es un instrumento que ayuda a distribuir bienes o dinero en cualquier momento, ya sea en vida, al momento de fallecer o incluso tiempo después de que esto suceda. En términos sencillos, el fideicomiso testamentario consiste en nombrar a un tercero, a través de un contrato, para que se encargue de administrar y entregar el patrimonio a los beneficiarios, según los términos y condiciones que estipule el fideicomitente. El fideicomiso testamentario, puede ser modificado cuantas veces lo quiera el fideicomitente mediante adendas; mientras que el testamento, si hay un cambio de voluntad del testador, deberá revocarse y realizarse uno de nuevo.
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